Modelo de juego

El Modelo De Juego

 

El proceso se construye de manera que todos los ejercicios, desde el primer día de práctica, estén comprometidos con la forma como el equipo juega, lo que le permite producir una identidad ya consistente al final del período preparatorio. Para la construcción y mantenimiento de los hábitos deseados, existe un fraccionamiento en esta forma de jugar, de modo que los comportamientos se van sistematizando en una dinámica de "rotación o alternancia horizontal", evitando así la posible regresión de algunos hábitos y la consecuente distorsión (des-caracterización) de la forma de jugar del equipo. También para la configuración de los ejercicios y sobretodo la dinámica en ellos imprimida por el entrenador son catalizadores extremadamente positivos en la construcción de los hábitos pretendidos.


En relación con las emociones, autores afirmaron que ellas (las emociones) tienen, en este contexto, un papel decisivo.


"Hay dos tipos de trabajo con balón: el integrado y el sistémico. En el primero, el balón está presente, pero no de manera subordinada al modelo de juego. Nosotros promovemos el otro género, en el que el balón está presente desde el primero, y segundo día de trabajo a fin de modelar los jugadores, colectiva e individualmente, a nuestra forma de jugar. Y aun cuando la pelota no está presente, el objetivo es siempre nuestra forma de jugar".

 

LA ARTICULACIÓN DE LOS PRINCIPIOS, SUB-PRINCIPIOS Y SUB-PRINCIPIOS DE SUB-PRINCIPIOS EN EL DESARROLLO DE LA ESPECIFICIDAD.


Como hemos señalado, el desarrollo del “juego” comprende una relación Específica entre los principios de los diversos momentos del juego. Sin embargo, estos grandes principios de juego están constituidos por la articulación de los sub-principios, sub-principios de sub-principios y sub-sub-sub-principios.

A fin de aclarar esta idea, imaginemos un equipo que en el momento ofensivo desarrolla como principio de juego mantener la posesión del balón a través de su circulación en amplitud. Este es un gran principio de juego porque contempla la globalidad del equipo (se aplica a todo el equipo) en el momento ofensivo.

Sin embargo, este gran principio ofensivo resulta de las interacciones individuales, grupales, sectoriales e intersectoriales de los jugadores. De este modo, el mencionado principio de mantener de la posesión del balón en amplitud se concretiza en una relación Especifica de los jugadores como por ejemplo, entre los defensas, entre la línea media y los delanteros, entre el sector defensivo y el sector medio. Y por esto, el gran principio del juego es constituido por un conjunto de sub-principios, de sub-principios de sub- principios y sub-sub-sub-principios que se refieren a las relaciones más particularizadas entre los jugadores en la concretización de este principio.

Así, los grandes principios se refieren a los momentos del juego y resultan de la articulación Específica de los sub-principios con los sub-principios de sub-
principios y sub-sub-sub-principios. Con el fin de aclarar esta idea, volvamos al ejemplo anterior de mantener la posesión del balón a través de su circulación en amplitud. Con el fin de lograr/concretar este gran principio juego, el equipo adopta un juego posicional colectivo que permite circular a lo ancho, es decir, con los jugadores para dar amplitud en detrimento de la profundidad. Para ello, el entrenador promueve una relación concreta entre la línea defensiva, la línea media y la línea delantera. Es decir, crea un conjunto de sub-principios que permite concretar este gran principio, como por ejemplo, con los jugadores de la línea media distribuidos a todo lo ancho del campo y los delanteros buscando la pelota, fundamentalmente, cerca de la línea lateral. De este modo, esta relación Específica de los medios con los delanteros es un sub-principio.

En la aplicación de este sub-principio, el entrenador crea una relación Específica entre los delanteros a través de intercambios de posición entre ellos, por ejemplo. Sin embargo, estos intercambios pueden ser modelados, o sea, que el delantero del lado de la pelota balón se mueva en diagonal hacia el segundo palo y el otro para apoyar al lateral. De esta forma, crea un sub-sub-principio de acción que configura el gran principio de circulación de la pelota en amplitud.

Sin embargo, si esta articulación/combinación de los principios con los sub-sub-principios y sub-sub-sub-principios no es coherente, es decir, si no es contextualizada en la concretización del gran principio del juego, hay dificultades en la dinámica de los jugadores.

Para aclarar esta idea vamos a retomar el ejemplo anterior e imaginemos que el entrenador pide circulación del balón a lo ancho (en amplitud) y por lo tanto, requiere que los laterales de su equipo no apoyen cerca de la línea lateral
pero que apoyen más cerca de los defensores centrales, ligeramente (un poco) por delante de ellos. Teniendo en cuenta esto, el juego posicional entre los defensas condiciona la circulación a lo ancho los laterales no dan amplitud a la circulación. Por lo tanto, este sub-sub-principio no es congruente con el gran principio (general) de circulación de la pelota en amplitud en todo el terreno de juego.

A través de esta idea procuramos demostrar la importancia de la articulación /coordinación Específica de los Sub-principios, sub-principios de sub-principios y sub-sub-sub-principios. Reforzando este concepto, Faria (2002, en Resende, 2002: XI) afirma que “es fundamental la articulación de los principios y también la articulación de los sub-principios dentro de un determinado contexto”. O sea, el modelo de juego.

En conformidad, Guilherme Oliveira (Anexo 1) indica que la interacción de los
principios es determinante para la calidad del “juego” y por lo tanto, añade que la articulación entre los sub-principios y los sub-sub- principios también es fundamental. Sin embargo, dice que muchas veces los problemas de estas interacciones no son muy evidentes exigiendo que el entrenador esté muy atento a esta dinámica. En este sentido, afirma también que muchas veces
estos sub-principios de sub-principios tienen que ser “reformulados de acuerdo a lo que se pretende entrenar para que los comportamientos lleguen a ser más provechosos/útiles entre estos jugadores y el equipo.”

Con esta lógica, Vítor Frade (2003 en Martins, 2003) dice que el gran dilema de la puesta en marcha (operacionalizacion) radica en la articulación de los principios, sub-principios y los sub-sub-principios. Además, añade que el hecho de que el entrenador coloque mayor o menor énfasis en uno o en otro principio, en una o en otra articulación entre los principios o sub-principios hace que la evolución del proceso sea particular.

Concurriendo por esta idea, Guilherme Oliveira (Anexo 1) se refiere al trabajo del cocinero/Chef, que con los mismos ingredientes es capaz de producir
sabores diferentes debido a la forma como los prepara. A través de esta
analogía, aclara que esto también sucede en el desarrollo del juego por la forma como “los principios se interrelacionan: uno más, uno menos, este más, más aquel, dar más importancia a uno y menos importancia a otro. Esto hace que el juego tome manifestaciones considerablemente diferentes”.

Por lo tanto, pone de relieve la importancia del entrenador para reconocer lo que se necesita o carece en una mayor o menor importancia para construir el “juego” que pretende. Y para ello, es fundamental percibir lo que necesita ser mejorado para la calidad del juego.

En este sentido, el desarrollo del “juego” se deriva de la evolución/desarrollo del equipo y de los problemas que se presentan llevando al entrenador a dar mayor o menor importancia a ciertos principios, en función de lo que pretende. Continuando con esta idea, imaginémonos un equipo en un juego desarrolla muchas situaciones de finalización, pero la eficacia de estas situaciones es escasa. Ante este problema, y la necesidad de concretar en gol las situaciones de finalización creadas por el equipo, el entrenador le da más énfasis al sub-principio de finalización especialmente en los movimientos y posicionamiento de los delanteros y medios.

Sin embargo, en otro momento el equipo puede presentar dificultades al cambiar de actitud y de encajar posicionalmente después de la pérdida de la pelota en la zona del mediocampo, permitiendo al rival crear situaciones de finalización. En este caso, el entrenador reconoce que este problema crea inestabilidad al equipo y afecta la calidad del juego. Y por lo tanto, se centra en el principio de la transición ataque-defensa al nivel de los defensores y los mediocampistas de modo que pueda corregir este aspecto que afectó el rendimiento del equipo.

A través de estos ejemplos vemos que el desarrollo del “juego” resulta de la importancia que el entrenador da a los principios o los sub-principios o a la articulación de los sub-sub-principios que reconoce como fundamental para la
calidad del juego. Destacando este aspecto, Guilherme Oliveira (Anexo 1)
da un ejemplo: “queremos que la relación entre la defensa y el mediocampo se lleve a cabo de determinada forma, entonces, promovemos un conjunto de
principios y de sub-principios de juego que van a interactuar en este sentido”
.
Sin embargo, “si quisiéramos que la relación entre estos sectores sea diferente, creamos situaciones en las que la relación entre estos principios y sub-principios y las respectivas interacciones promuevan lo deseado.

Por lo tanto, la operacionalización/ejecución/puesta en marcha requiere una gran sensibilidad y comprensión/entendimiento del “juego” que se pretende, para de esta forma, centrarse más en este o en aquel aspecto por encima de otros. Estas elecciones marcan la diferencia, porque si ante el problema de la finalización, que se mencionó anteriormente, el entrenador decide no centrarse en este sub-principio y se preocupa por los demás, entonces direcciona la evolución del proceso en un sentido diferente de un entrenador que hace énfasis/hincapié en esta dificultad y trata de corregirla.

Por lo tanto, la construcción y desarrollo de un “jugar” resulta de dar mayor
importancia a determinados principios, la articulación entre sub-principios y
sub-sub-principios que a otros. Pero, comparemos un equipo que juega principalmente en la transición defensa-ataque a partir/desde de su mediocampo. Pero además de esto, no tiene como gran principio mantener la posesión de la pelota, arriesgando en pases de profundidad y se preocupa principalmente, en conseguir una gran consistencia defensiva.

Mientras tanto, otro equipo trata de tomar y mantener la posesión del balón la mayor parte del tiempo de juego. Para ello, apuesta fundamentalmente en estos principios a partir de una organización defensiva eficiente que le permita pasar poco tiempo sin el balón.

A partir de estos breves ejemplos, vemos que los entrenadores para
construir los respectivos modelos hacen énfasis/hincapié en los principios, sub
y las articulaciones entre ellos, diferentes. D este modo, la relevancia de la
organización ofensiva en la segunda situación es diferente de la primera, del mismo modo que los principios de la transición defensa-ataque en la segunda situación adquiere/asume otra importancia diferente que no tiene en la primera.

Compitiendo para este aspecto clave en la operacionalización/ejecución del “juego” Vítor Frade (2003 en Martins, 2003) se refiere a la Articulación Jerarquizada de los principios de juego.

 

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