La Naturaleza del juego

La Naturaleza del Juego

 

 

"El Fútbol es un Juego Deportivo Colectivo (JDC) que se produce en un contexto de elevada o alta variabilidad, imprevisibilidad y azar o aleatoriedad, en el cual los equipos que compiten disputan objetivos comunes, luchan por lograr en beneficio o provecho propio, el tiempo y el espacio, realizando en todo momento acciones reversibles con signo contrario (ataque-defensa) basadas o construidas en relaciones de oposición-cooperación". Garganta (1997)

 

En el contexto deportivo son varias las modalidades que se expresan a través de una característica común, el juego. Este se define por la relación directa de oposición entre dos equipos con objetivos comunes. Los investigadores suelen describir estos deportes como Juegos Deportivos Colectivos (JDC).

 

Debido a la riqueza de las situaciones que proporcionan los JDC constituyen un medio educativo y formativo por excelencia (Mesquita, 1992), en la medida en que su práctica, cuando es correctamente orientada o dirigida, induce al desarrollo de las competencias o habilidades del jugador en diversos planos de los cuales se pueden resaltar lo táctico-cognitivo, lo técnico y lo socio-afectivo (Garganta, 1995).

 

Según Guilherme Oliveira (2004), el fútbol entra en la categoría de los Juegos Deportivos Colectivos que se caracterizan por la confrontación entre dos equipos, constituido por un conjunto de jugadores que interactúan entre sí, a través de un encadenamiento de diferentes tipos de acciones, permitidas por las leyes de juego, en procura de ser superior al adversario.

 

El mismo autor hace hincapié en la importancia de las relaciones de cooperación entre jugadores del mismo equipo para la formación de un "proyecto colectivo de juego" (Guilherme Oliveira, 2004: 115). Será en función de este proyecto que serán resueltas las situaciones de juego. En contraste refiere que las relaciones de oposición son decisivas para la colocación de problemas al equipo adversario.

 

Al respecto y sin disminuir la importancia de las otras características, Garganta y Pinto (1998) sostienen que son esas relaciones de cooperación y oposición vivenciadas que reflejan la esencia de los JDC, en un contexto donde predomina el factor de incertidumbre general. Para superar la oposición de los adversarios los practicantes deben desarrollar un espíritu de cooperación y asistencia mutua de manera que sean capaces de interpretar los aspectos referentes a la táctica individual y proyectarlos hacia a una táctica colectiva, dando lo mejor de sí en beneficio del equipo.

 

Los mismos autores también añaden la necesidad de desarrollo de los conocimientos específicos y de la inteligencia como "capacidad de adaptación (...) de elaborar y operar respuestas adecuadas a los problemas planteados por las situaciones aleatorias y diversas que ocurren en el juego" (Garganta y Pinto, 1998: 12).

El juego incluye sentimientos de satisfacción e insatisfacción, momentos de tensión y de alivio, de inestabilidad y estabilidad. Es esta incertidumbre la que enriquece el Fútbol, porque nunca se sabe lo que pasará en el siguiente lance (Santos, 2009).

 

Ribeiro (2008) señala que toda esta riqueza (manantial) de características específicas, el Fútbol es ante todo un mundo de emociones, sentimientos, sensaciones, dudas, inquietudes, certezas e incertidumbres. Garganta (2004) añade que de la misma manera se puede decir que lo mejor de este fenómeno está en los muchos mundos que contiene y en lo que éste puede ofrecer al mundo.

 

Garganta y Pinto (1998) caracterizan el fútbol como un fenómeno social representado y visto por personas. Frade (2007) va aún más lejos al considerarlo un fenómeno antroposocial total jugado, vivido y visto por personas (por la gente).

 

Como la profundidad del fútbol es tan grande, se han realizado numerosas investigaciones con el fin de descubrir lo que aún no se sabe que el Fútbol esconde (Sousa, 2000).

 

Por lo tanto, está claro que el fútbol no es sólo un espectáculo deportivo con una amplia representación en la sociedad, sino que también trae consigo un campo de aplicación de la ciencia y de una disciplina de enseñanza (Garganta, 1997).

 

Por la amplitud de cuestiones que envuelven este fenómeno, muchos investigadores dicen que es fundamental comprender la complejidad del juego del Fútbol (Castelo, 1994; Garganta, 1997; Gréhaigne, 1992; Guilherme Oliveira, 2004; Frade, 2007).

 

Debido a que es un juego de alta complejidad, (Castelo, 1994) considera que la visión sobre el juego debe concentrarse en las "situaciones reales de juego" (p.185), rechazando por lo tanto una visión analítica, mecánica y fragmentada en factores técnicos, psicológicos, tácticos, físicos, etc.

 

En este sentido, Guilherme Oliveira (2004) establece que un jugador, un equipo o un partido de fútbol deben ser considerados como sistemas. Respecto a esto, Teodorescu (1984) afirma que "ya que las acciones de los jugadores son integradas en una determinada estructura, de acuerdo con un determinado modelo, de acuerdo con ciertos principios y normas, tienen una determinada funcionalidad, ya que el objetivo propuesto y la distribución de las misiones para cada jugador son coordinadas con las de los otros compañeros (organización); es un sistema dinámico, ya que tiene la capacidad de auto-regulación, por lo tanto, de adaptarse a las situaciones (factores de perturbación, es decir, las acciones de los adversarios) sin desorganizarse con facilidad".

 

Según Garganta (2005), parece justificarse que el juego y el entrenamiento del Fútbol sean analizados como sistemas acontecimentales, dinámicos, a partir del reconocimiento de la importancia de las interacciones de los jugadores/equipos para actuar con eficacia en situaciones de alta inestabilidad y variabilidad.

 

A este respecto Cunha y Silva (1999: 159) afirman que el juego es "una secuencia de secuencias" (una sucesión de secuencias) y Castelo (1994) refuerza su complejidad diciendo que cuando se observa un partido de fútbol se puede percibir de inmediato la existencia de un alto grado de complejidad causado por la interacción de los comportamientos táctico-técnico de los jugadores. Esto porque el juego es rico en hechos o acontecimientos en los que la frecuencia, el orden cronológico y la complejidad no se pueden predecir anticipadamente y en que los jugadores necesitan adoptar una permanente actitud táctico-estratégica. Para ello, la calidad de su intervención dependerá, como ya se dijo, del conocimiento específico que tiene, o sea, del modo cómo concibe y percibe el juego.

 

En esta medida, en los JDC la dimensión Táctica ocupa un lugar nuclear y básico en la estructura del rendimiento deportivo (Castelo, 1994; Farías, 2007; Frade, 1985, Garganta, 1997; Garganta y Pinto, 1998; Gréhaigne de 1992, Guilherme Oliveira, 2004; Queiroz, 1986; Teodorescu, 1984), por lo que la función de los otros factores, es cooperar en el sentido de permitir el acceso a desempeños o rendimientos tácticos de nivel cada vez más elevados. Los autores indican igualmente que el primer problema colocado al jugador es de naturaleza táctica, o sea, el practicante debe saber qué hacer y cómo hacer para resolver los problemas que surgen en el juego.

 

Escribir comentario

Comentarios: 0